1/14/2007

Detroit Pistons 1989-1990


Nos situamos en la orilla Sur de los Grandes Lagos, en la ciudad de la General Motors. Estamos en Detroit, la orgullosa metrópoli del estado de Michigan. Una ciudad dura, como lo es Chicago o Baltimore pero que cuenta con una gran tradición baloncestística. Ahí está la universidad de Michigan, campeón de la NCAA en varias ocasiones y liderada por jugadores de la talla de Magic Johnson o Chris Webber, que son verdaderos artistas en este deporte. Una universidad que ha apostado siempre por un juego virtuoso y espectacular. Cosa que contrasta cuando miramos a la liga profesional. Los Pistons fueron campeones dos años seguidos, 1989 y 1990 con un baloncesto jamás visto antes, novedoso y que les haría recibir el nombre de "Bad Boys". Pero todo empieza mucho antes. La franquicia forjó su leyenda en los tempranos años 80 cuando no pasaba de ser un equipo perdedor y sin opciones de playoff (tan sólo 21 victorias, 25,6%, en 1981). 1983: llega Chuck Daly al banquillo y todo el juego se centra en la gran estrella histórica del equipo y uno de los mejores bases de la historia, Isiah Thomas que gana el MVP del All Star y por primera vez forma parte del primer equipo NBA. Los Pistons por fin acaban por encima del 50% de victorias la temporada: 59,8%. Ese año y el siguiente fueron muy útiles, aprendieron a sufrir en playoff contra los New York Knicks y contra los míticos Boston Celtics de Larry Bird, Robert Parish o Kevin McHale. Pero era una llamada al optimismo, porque mientras los Celtics y los Lakers (los capos del Oeste) iban hacia abajo, los Pistons iban hacia arriba. Entre el año 1985 y el 1986 se forma la espina dorsal del equipo campeón. Llegan Joe Dumars, Rick Mahorn, Dennis Rodman y el dos veces líder anotador de la NBA Adrian Dantley. En esa temporada 86-87 llegan a las 52 victorias igualando el mejor récord de la historia de la franquicia de Michigan.Y sobre todo, plantaron cara al equipo de Boston, alcanzaron el séptimo partido después de que Larry Bird consiguiera forzar el sexto de manera inverosímil. Eran por fin la alternativa al dominio verde. Es la antesala del primer título de la División Central y de la primera final NBA derrotando precisamente a los Celtics. Y también de la derrota ante los legendarios Lakers del showtime.
Pero el tren ya estaba en marcha y tenían que acabar ganando, al año siguiente acabaron con 63 victorias liderando la liga regular y traspasando al anotador Dantley por el más acorde con el espíritu guerrero Mark Aguirre. Hicieron unos playoff de ensueño, liderados por Vinnie Johnson, Joe Dumars (MVP de las finales) y Thomas, impidieron el tercer título de Los Angeles y se hicieron con el anillo con un récord de 16-2 en las series finales. La prensa habló de que los Lakers no habían podido jugar a tope por encontrarse lesionados Magic y Byron Scott y achacaron a los Pistons toda la suerte que tuvieron. Bien, el año siguiente callarían a todos.
Ganaron a Portland en la final a pesar de encontrarse sin Rick Mahorn que se fue en el Draft de expansión. La gente fuera de Detroit los odiaba, jugaban feo, no les importaba pegarse y fallar 15 veces si al final la metían, no les importaba repartir cera... como diría Michael Jordan después de derrotarlos 4-0 en los playoff de 1991: "Outside of Detroit, I think people will be happy they’re not champions any more.” La era de los Pistons y del triunfo del músculo y del carácter agresivo sobre el talento y el juego ofensivo llegaba a su fin y era sustituido por la magia de unos Bulls que jugaban sin pívot y sin base puros. Marcaron una época, para bien o para mal, y los Pistons de hoy, campeones en 2004 han recurrido a ese espíritu para volver a ser grandes. Funciona. La diferencia es que antes los Pistons ganaban con marcadores bajos, pero si había que meter 130 puntos, los metían. Los campeones hace 3 años, no.

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