4/26/2007

Nuevos horizones en Francia

Se han agotado las posibilidades de ver algo distinto en la jefatura de Estado de Francia. O la vuelta a Mitterand o la continuidad de Chirac. No porque el primero lleve pelo largo va a parecernos diferente. Y no porque el segundo sea más joven y más agresivo va a cambiar algo. Ségolène se ha críado igual en una familia conservadora, con una adolescencia dura, su padre no creía que las mujeres tuvieran que recibir educación. Sarkozy es hijo de húngara y griega judía, ahora, no le gustan los inmigrantes y siempre va de cara, ya son unas cuantas sus meteduras de patas. Una sigue bloqueada en esa izquierda francesa, supuestamente concebida tras el Mayo del 68, coqueteando con los comunistas y llamando la atención de los patriotas a la vez. Eso en otros lugares lo llaman populismo, pero yo, yo me callo. Y el candidato del partido de Chirac es la persona más ambiciosa del que hemos podido tener noticia en muchos años, después del mismo presidente saliente. Por aquí ha querido llevarse los votos del pobre, pobre, pobre, Le Pen. Y probablemente éste hubiera sido de los "esquiroles" de Mayo del 68.
Pero es que Mayo del 68 ocurrió en ese año. Estamos en 2007, Francia lleva anclada mucho tiempo en ese sueño de adalid del progresismo en Europa que no ha marchado a ningún sitio. ¿O es progresismo tirar los camiones españoles en la frontera? ¿O es progresismo sabotear todo lo posible la Unión Europea? Y mientras los socialistas no fueron capaces de conseguir el consenso en sus filas para obtener el sí en el referéndum de la Constitución Europea, el otro planea convertir Francia en los Estados Unidos. No es nada ilusionante la solución... o lo era hasta que llegó Bayrou. Cuando muchos creían muerto el partido creado por el anterior presidente francés y europeísta convencido, padre de esa Constitución Europea, los centristas amenazaron con llevarse la victoria. Los sondeos les daban la victoria en una segunda vuelta, peleasen con quien peleasen. No se vendieron a ninguno. François Bayrou es el que mejor refleja las opciones de Europa, porque no sólo se juegan algo los franceses. Nuestra Unión no iría a ningún lado sin su principal impulsora allá por los años cincuenta. Pretendía convertir Francia en Francia. Aquí en España unos dicen que el cambio de verdad es Royal, y los del otro lado Sarkozy. El mejor camino es el centro, que ha conseguido aglutinar a muchos descontentos de todos lados y hacer una política coherente e independiente. Justo lo que ha premiado el pueblo vecino, la independencia. Por el bien de Europa, por el bien de Francia, ojalá en las elecciones generales próximas el partido de Bayrou consiga hacerse con un sector más amplio de votantes y cambiar de verdad el rumbo del estado galo, que ahora mismo está preocupantemente a la deriva.

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